Durante más de cinco años, en Rusia la crítica y el público no pudieron sino especular sobre quién se escondía detrás de Max Frei. En 2001, la autora, Svetlana Martinchik salió a la luz. De la misma edad que su personaje (sobre la treintena), esta polifacética mujer es uno de los nuevos talentos de las letras rusas, y ha vendido más de un millón de ejemplares de sus novelas.
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